En el contexto actual, uno de los fenómenos más relevantes es el deepfake, una técnica que permite la creación de videos falsos de manera extremadamente convincente mediante la manipulación de imágenes y audio.

Aunque esta técnica presenta numerosas aplicaciones positivas en diversas industrias, como la sincronización de labios en doblajes, la restauración de material audiovisual antiguo y la creación de contenido educativo “divertido”, también plantea serias preocupaciones.

Por ejemplo, podría ser utilizada para difundir información falsa o manipular la percepción pública de eventos y personalidades, generando confusión y caos en la sociedad.

La inteligencia artificial generativa (por ejemplo, en los sistemas de recomendación de contenido) mejora la experiencia del usuario al ofrecer recomendaciones personalizadas, pero también plantea dilemas sobre la privacidad y la seguridad de los datos personales.

Los deepfakes o «falsedades profundas«, son archivos de vídeo, imagen o voz manipulados mediante un software de inteligencia artificial de modo que parezcan originales, auténticos y reales, y utilizan el aprendizaje de la inteligencia artificial, por lo que estos archivos consiguen engañarnos fácilmente.

Esta tecnología puede ser mal utilizada para atacar a una empresa o institución, las cuales todavía no están preparadas para hacer frente a este tipo de amenazas. 

En 2019, audios falsos fueron utilizados para robar millones de dólares a tres compañías. Y es que los ciberdelincuentes están empezando a utilizar la Inteligencia Artificial para generar audios con la voz de los CEOs con una orden para que sus empleados la realicen sin percatarse de que están siendo engañados, ni que la identidad ha sido suplantada. 

La realidad es que hay una gran cantidad de fuentes de audio y videos disponibles en la red, ya sean entrevistas, conferencias o ponencias, con los cuales la Inteligencia Artificial y el Deep Learning puede aprender de ellos para imitar a la perfección su voz, sus movimientos y su personalidad.

Cómo evitar caer en la trampa de los Deepfakes

Actualmente, las tecnologías Anti-Deepfake que han empezado a surgir, todavía no son infalibles contra estas amenazas. Para ello, hay tres factores imprescindibles que debes tener en cuenta para evitar caer en la trampa del Deepfake en tu empresa. 

Nuevos protocolos contra el fraude digital

Disponer de una estrategia de ciberseguridad es fundamental para garantizar la integridad de los datos e información de la empresa, así como, saber cómo actuar frente a cualquier amenaza.

Con la llegada del Deepfake, muchas empresas e instituciones se verán obligadas a modificar sus estrategias para añadir nuevos protocolos contra el fraude digital, como por ejemplo, quién puede acatar una orden del jefe o director sin que nadie más sea partícipe de ello. 

Sentido común 

Sin duda, para detectar estos ciberataques casi imperceptibles, el sentido común tiene que ser tu mejor aliado.

Imagina que eres el responsable financiero de la empresa y recibes una llamada de tu jefe diciendo que necesita que le mandes X cantidad de dinero por un acuerdo que acaba de cerrar con otra empresa, pero a ti, que en realidad eres el director financiero, no te había comentado nada hasta ese momento. 

Una situación de este tipo te debe hacer dudar. Ante casos como estos, lo mejor que puedes hacer es decirle que sí, que se lo envías en unos minutos, pero que antes tienes que arreglar un asunto.

Cuando cuelgues, lo primero que deberías hacer es marcar el número de tu jefe y hablar directamente con él, para verificar si lo que te ha dicho es cierto o falso. 

Concienciación 

El Deepfake todavía es bastante desconocido por los usuarios, por eso, es importante que conciencies y formes a tus empleados para que sepan a lo que se enfrentan, además de darles trucos y herramientas para poder detectarlo.

Por ejemplo: que se fijen en el parpadeo, la posición de la cara y el cuello, en caso de que se trate de vídeos, y si se trata de grabaciones de voz, todavía más difíciles de detectar, que no realicen ninguna acción sin haber hablado antes con otro responsable de la empresa para asegurarse que la orden recibida es veraz.